ACA SAN QUINTININICIO

ACÁ SAN QUINTÍN

 “Y qué decir de la zona sur”

Por: Rodolfo Guevara Cázarez.

El día primero de mayo en su acostumbrada columna “El Sopor del Buitre”, Gerardo Sánchez García plasma un panorama real del resultado de las mesas de seguridad que constante mente se realizan en nuestro municipio, donde participan los tres órdenes de gobierno, con la supuesta finalidad de bajar el alto índice de delitos de alto impacto.

Y realmente el contenido de su columna resulta una verdadera realidad del acontecer en materia de inseguridad en todo lo largo y ancho del municipio de Ensenada, incluyendo al valle de San Quintín, donde ni aun con la elevada presencia de la Guardia Nacional, para la vigilancia y entrega de despensas alimenticias han cesado los actos delictivos denominados de alto impacto.

 Al igual que la ciudad de Ensenada, nuestro conocido y querido valle de San Quintín, dejo de ser una zona segura, tranquila, atractiva, de gran familiaridad entre los vecinos y de un imán para muchos, debido a que se ha generado una elevada inseguridad difícil de controlar por las autoridades de los tres niveles de gobierno, que únicamente han tomado como salida las mesas de análisis y coordinación.

La constante presencia de unidades de la Guardia Nacional, SEDENA y Policía Municipal en las colonias populares de las delegaciones de Punta Colonet, Camalu, Vicente Guerrero y San Quintín, lejos de provocar una confianza en materia de seguridad ciudadana, provoca temor debido a que apostan elementos con firmeza y mirada escrutadora.

Hace algunos años en este medio de comunicación publicamos una nota el día 11 de Febrero del 2003, donde advertíamos que estaban siendo atrapadas las juventudes, bajo el fenómeno de delincuencia juvenil, sin que ninguna autoridad de los tres niveles de gobierno promoviera algún programa en el valle de San Quintín, para ir al rescate de estos jóvenes.

Los padres de familia, asociaciones civiles, líderes sociales, organismos altruistas y humanitarios, tampoco movieron algún dedo en aras de contribuir a modificar la conducta de los jóvenes que estaban siendo atrapados por el monstruo de mil tentáculos que representa la drogadicción, alcoholismo y delincuencia juvenil.

Existen programas como las patrullas juveniles, DARE, y de pláticas en planteles educativos, que han demostrado que se necesita complementarlo con algunas otras acciones para un mayor éxito en el rescate de las juventudes perdidas en este tipo de problemas.

Sin embargo aún es tiempo de que puedan rescatar algunos jóvenes mediante programas de integración hacia la sociedad de un elevado índice de jovencitos.