Proyecto carretero; una ilusión y una promesa difícil de cumplir.
Por: Rodolfo Guevara Cázarez.
El anuncio del Gobernador del Estado de la construcción de una carretera de cuatro carriles que partiría desde Ensenada hasta Guerrero Negro, levanto la ilusión y sueño de un considerable número de familias del llamado sur profundo, enclavadas en las delegaciones municipales de El Mármol, Punta Prieta Bahía de Los Ángeles y Villa de Jesús María.
Otro sector de la población que frecuentemente viaja hacia lugares del Estado de Baja California son de Guerrero Negro, Vizcaíno, San Ignacio, Santa Rosalía y Mulege, quienes también recibieron con beneplácito el anuncio de este proyecto, considerando que hace aproximadamente tres años, este tramo carretero estaba convertido en una verdadera trampa de la muerte debido al marcado deterioro de la cinta asfáltica.
Sin embargo algunos escépticos consideran que este proyecto carretero resulta “una promesa difícil e imposible de cumplir”, debido a los tiempos y la eventualidad de que cambien los colores partidistas en los próximos gobiernos estatales y del Presidente de la Republica, además de cuestionar la promesa incumplida de la construcción de un nuevo hospital del IMSS en el nuevo municipio de San Quintín.
Para algunos que tienen conocimientos en la materia de proyectos carreteros, consideran que únicamente con una inversión extraordinaria que acelere la realización de esta obra podría cumplirse dentro del periodo de tiempo del sexenio del Presidente de la Republica, Andrés Manuel López Obrador, citando como ejemplo el periodo de tiempo que lleva la ampliación del tramo carretero de la carretera transpeninsular denominado “El Zacaton”.
La municipalización del valle de San Quintín, representa otra piedra en el zapato hacia este proyecto carretero debido a que parte de los recursos federales que pudieran corresponderle entrarían dentro del paquete de las participaciones federales, lo cual limitaría muchas de las acciones que pudiera emprender como el dueño del futuro y desarrollo del valle de San Quintín, y el llamado sur profundo.
Como un nuevo municipio debemos de partir de nuestra realidad y evitar caer en el canto de las sirenas para evitar el pago de facturas políticas electoralmente hablando, ya que el próximo año tendremos elecciones.
Sin embargo debemos de entender que la fe y la esperanza es lo último que debemos de perder.
Por ello vaya el derecho de la duda y retomemos este proyecto como una realidad, aunque en la práctica lo observemos difícil de cumplir.