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Los mitoteros

Muchos de los simpatizantes y militantes de Morena ya les leyeron el futuro, en nuestro municipio de San Quintín, a los diputados federales, senadores, diputados locales, presidenta municipal y nuestra futura presidenta de la República, Claudia Sheinbaum Pardo, asegurando que nos va a ir muy bien con ellos por esto, por aquello, por su cercanía con tal personaje de las altas cúpulas capitalinas, etcétera.

Con bombo y platillo nos venden la idea de que con el segundo piso de la 4T nos va a ir mucho mejor que en el sexenio de López Obrador, porque resulta la continuidad de su proyecto de nación. Sin embargo, la inflación está a tope, la gasolina ya rasca los 25 pesos por litro, los hospitales no tienen medicamentos, la carretera transpeninsular está completamente destrozada y no habrá recursos económicos para rescatarla en lo que resta del 2024. Esto por mencionar algunos aspectos que nos están pegando.

No cuestionamos que defiendan y apoyen los gobiernos emanados de su partido (Morena), ya que lo mismo hacen los simpatizantes del PAN y del PRI, aunque hayan dejado una estela de acciones de gobierno poco transparentes que provocaron que la ciudadanía les diera la espalda.

Pero déjennos reflexionar y analizar un poco qué nos espera sin adelantarnos vísperas.

Está bien que los morenistas sientan ese espíritu de emocionalismo, como lo sintieron los simpatizantes del PRI y del PAN cuando les tocó gobernar el país, estados y municipios, pero no pretendan hacerle de pitonisa.

Los bonitos discursos y las selfies no resultan una garantía de que tendremos un buen gobierno, un buen diputado o un buen senador.

Guárdense su emocionalismo para cuando ya estén en funciones y demuestren con hechos, no con rollos mareadores, que son lo mejor y están haciendo bien las cosas.

No se trata de estarle abonando a los gobiernos emanados de otros partidos como el PAN y el PRI, sino de ubicarnos realísticamente en el entorno en que estamos viviendo en este nuevo sexenio de un partido que nos vendió “la nueva esperanza de México”, pero que en la práctica ha tenido algunos tropiezos.  

En su momento los gobiernos emanados del PAN y el PRI sucumbieron también a los actos de corrupción y proyectos de obra de gran calado que resultaron un fracaso, como la famosa estela de luz.