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Los Mitoteros

Los acontecimientos del pasado sábado en la colonia Militar y Rancho El Milagro son una moneda de cambio en los cierres de la carretera transpeninsular y un monumento a la impunidad. Esto es debido a que una vía de comunicación federal representa el libre tránsito de todas las personas al margen de los conflictos laborales de los jornaleros agrícolas con las empresas del sector hortícola.

Desde la quema y saqueo del empaque de Santa Anita, nos ha acompañado, en el municipio de San Quintín, lo que ya se convirtió en una costumbre, amenaza y sometimiento de las empresas hortícolas, que resultan conminadas por las autoridades de los tres niveles de gobierno para que accedan a algunos beneficios que están por encima de lo que exigen las autoridades de la Secretaría del Trabajo tanto federal como estatal.

Los primeros líderes que se atrevieron a cerrar la carretera transpeninsular fueron los ya fallecidos Beatriz Chávez Pérez y Julio Cesar Alonso Vargas. Esto derivó en el encarcelamiento de la primera al fincarle la responsabilidad de este hecho, un precedente que no ha sido replicado con otros nuevos líderes que han incurrido en estos mismos actos.

Todos y cada uno de estos movimientos se han salido de control ante el desbordamiento de las pasiones, la molestia y daños que genera a terceros, como lo ocurrido el pasado sábado cuando un conductor de una camioneta fue agredido y ofendido por pedir cruzar el bloqueo de la carretera transpeninsular.

Los peores efectos secundarios de daños a terceros los representó el movimiento de jornaleros del 2015, cuando de una huelga pacifica pasaron a la violencia, saqueo y vandalismo hacia camiones de pasajeros y de transporte de alimentos, así como la quema de un super mercado en Camalu, lo cual causó el encarcelamiento de cuatro jornaleros agrícolas.

A finales de 2024 y principios de 2025, los bloqueos en la carretera transpeninsular han vuelto a utilizarse como moneda de cambio para exigir la resolución de problemas relacionados con obras sociales y mayores beneficios laborales. Esta situación ha generado amenazas de paros laborales y cierres de carreteras hacia otras empresas si sus demandas no son atendidas.

¿Quién se hará responsable de los daños que provocan a terceros y de las pérdidas millonarias de productos perecederos que generan estas acciones? ¿Acaso tendrán también que cerrar la carretera para que les respondan?

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