INICIO

El perdón: Una dura prueba

Sin lugar a dudas, una de las cosas más difíciles de ser cristiano es perdonar. ¿Cómo perdonar al amigo que te traiciona, a la novia o novio que te engaña, o al profesor que te humilla ante tus compañeros?

La experiencia de Corrie Ten Boom nos puede ayudar. Corrie creció en un hogar donde las puertas siempre estaban abiertas para atender a la gente necesitada. Por eso, cuando en el año 1940 los nazis invadieron Holanda, su país natal, no pasó mucho tiempo antes de que su casa se convirtiera en un refugio para perseguidos políticos.

A pesar de que arriesgaban sus vidas, los Ten Boom realizaron esta labor humanitaria durante varios años, hasta que un espía los denunció a la Gestapo (la policía secreta nazi). Fue así como el 28 de febrero de 1944, la Gestapo tomó por asalto la casa de los Ten Boom y llevó prisioneros a todos los que se encontraban allí. El padre de Corrie murió a los diez días de haber sido apresado. Betsie, su hermana, murió en el campo de concentración donde ambas fueron recluidas.

El 30 de diciembre de 1944 Corrie fue liberada, y entonces tuvo que enfrentar la prueba más dura: ¿Podría perdonar a los culpables de la muerte de su padre y de su hermana? La respuesta no tardó mucho en llegar.

Poco después de la rendición de Alemania, Holanda fue liberada. Entre los arrestados por crímenes de guerra se encontraba el espía que los había denunciado. Ese hombre era un traidor. Con el fin de engañarla, le había dicho a Corrie que necesitaba ayuda para liberar a su esposa. Ella creyó su historia y le dio dinero. Luego él, al igual que Judas, salió de allí directo a traicionarla. Pero ahora estaba condenado a muerte. ¿Qué hizo ella? Le envió a la prisión una carta que decía: «Recuerde que Jesús murió por usted en la cruz. Si cree en él y desea ser su hijo, será salvo por la eternidad. Yo lo he perdonado. Y Dios también lo perdonará, si usted se lo pide» (Pam Rosewell Moore, Life Lessons from the Hiding Place [Lecciones de vida desde el refugio secreto], p. 116).

Perdónanos el mal que hemos hecho, así como nosotros hemos perdonado a los que nos han hecho mal. —Mateo 6:12

¿Hay alguien a quien no has podido perdonar? Hoy es un buen día para sacar esa espina de tu corazón.

Dios mío, ayúdame a perdonar a quienes me han hecho mal, de la manera que tú me has perdonado.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *