El periodismo, circo maroma y teatro
La noble y sufrida profesión del periodismo impreso y hablado, que alcanzo el reconocimiento como el cuarto poder debido a la ética profesional y responsable en que la ejercían los comunicadores, de hace varios años, está siendo equiparada al circo, maroma y teatro debido a que se han confabulado en los montajes de los gobernantes, candidatos, políticos y funcionarios públicos, que tienen un proyecto electoral a corto plazo.
Las practicas de incesantes comentarios, notas informativas habladas y escritas, las gráficas más sensibles, humanitarias y altruistas, resultan demasiado trilladas y de poca credibilidad cuando se pretende encumbrar algún candidato, político, gobernante o funcionario público mediante una acción mediática que lo lleve a conseguir algún proyecto político a corto, mediano y largo plazo.
Por ello causo extrañeza que una cibernauta, como dicen en un portal informativo, arrasara con nosotros por el solo hecho de comentar que una funcionaria de la SIBSO, efectivamente estuviera realizando su trabajo, pero al interior de los comités de base de MORENA del nuevo Municipio de San Quintín, así como en las colonias de plena identificación hacia este partido.
Los que nos dedicamos a la sufrida y noble profesión del periodismo debemos de estar exentos de la adulación y reconocimiento de manera personal e interesada hacia gobernantes, funcionarios públicos, diputados y dirigentes de partidos políticos, ya que esto le corresponde a la ciudadanía, evaluar, opinar y declarar cuales han sido sus resultados dentro de la labor que desarrollan.
Por ello no resulta ninguna molestia para su servidor que esta persona nos restregara “que no cambiamos”, ya que desde siempre conservamos esta línea que divide de la ventanilla a cada quien.
En los tiempos pasados y la actualidad, las giras de trabajo de los gobernantes, diputados y funcionarios públicos de primer nivel resultan un verdadero circo, maroma y teatro, ya que se tienen que hacer montajes para la toma de la mejor grafica cuando entregan alguna obra de beneficio social y apoyo económico, escogiendo a la persona más desvalida en su afán de enviar el mensaje de que estén preocupados y cumpliendo con ellos, aunque finalmente esto resulte más falso que una moneda de un peso.
Si el comentar y criticar este tipo de acciones resulta incómoda para los militantes, simpatizantes y aduladores de gobernantes, políticos y servidores público, de cualquier partido político, respetamos y aceptamos sus apreciaciones hacia nuestra persona, ya que no somos monedita de oro para caerles bien a todos. Este es el costo del periodismo.