REPORTAJES

CAMALU

No cabe duda que el pago de las facturas políticas tienen como consecuencia la ineptitud y falta de capacidad de algunos funcionarios públicos municipales, como es el caso de la delegada municipal de Camalu, Isabela Antonia de Jesús Ramón, quien de manera extraña llego a la función pública del gobierno, emanado de MORENA, e identificado como gobierno de la cuarta transformación.

La representante del Presidente Municipal, Armando Ayala Robles, en esta demarcación, tiene grave problemas en el conocimiento de la normatividad por la que deben regirse los delegados municipales y una deficiente ortografía al momento de redactar documentos, aun cuando una asistente que tiene la misma formación educativa que ella.

De acuerdo al comentario de algunos líderes sociales de Camalu, Isabela Antonia debe recibir un curso de capacitación que le muestre hasta donde tiene facultades para actuar en materia de gobierno municipal, con la finalidad de evitar una usurpación de funciones. Y no se trata de criticarla por criticar sino de que la instruyan para que se desempeñe mejor en su responsabilidad de representante del alcalde.

El que venga de familias humildes y tenga una escasa preparación académica, debe dejarse del lado cuando esto se suple con eficiencia, responsabilidad, capacidad y honestidad. Digo.

VICENTE GUERRERO

El ex delegado municipal de Vicente Guerrero, Arnulfo Narváez Gómez, mejor conocido como “El Nanis”, logro superar las grillas e intrigas que los desnudaron en su carácter de funcionario público estatal, carente de un título profesional de la carrera en Derecho, para ostentar la responsabilidad de Subprocurador para la Defensa del Menor y la Familia del DIF.

Incluso en el directorio de funcionarios públicos aparece como C. Arnulfo Narváez Gómez, lo cual confirma que el gobierno estatal tiene pleno conocimiento de ello y avala su permanencia en una dependencia, que se requiere de una cedula profesional para atender algunos casos. Sin embargo esto pudiera ser también un pago de una factura política, lo cual entendemos.

Lo que nos extraña y provoca nuestra suspicacia es que estamos en la era de los gobiernos de la cuarta transformación, tanto de la Presidencia de la Republica, como de los gobiernos estatal y municipal. Donde la corrupción ya se acabó y el nepotismo también, sin embargo este tipo de designaciones tienen una arista de estar viviendo la misma era de los gobernantes del PAN y PRI.

Cuanta confianza, credibilidad y responsabilidad, le puede tener a este tipo de funcionarios públicos, carentes de título profesional, un padre o madre de familia, que está enfrentando un problema de despojo o robo de sus hijos por sus ex parejas.

SAN QUINTÍN

El valle de San Quintín tiene una representante plenipotenciaria del Presidente de la Republica, Andrés Manuel López Obrador. Así como usted lo leyó estimado lector, pues resulta que la lideresa Lucila Hernández, nos mostró una foto en las redes sociales, donde aparece con el mandatario de la nación, aderezado con un texto que manifiesta que le pidió que fuera sus ojos en esta zona.

Y raudos y veloces, un gran número de ciudadanos que observaron esto en las redes sociales, consideraron que resultaba la mejor vía para la entrega de documentos de peticiones al Presidente de la Republica, aunque pudiera tratarse de alguna expresión de protagonismo y de hambre de poder político y social, consideraremos esta postura de doña Lucila.

Así es que si usted estimado lector aparece en una selfie con López Obrador; también pudiera haber recibido esta petición del gobernante de la cuarta transformación.

Lo anterior nos lleva a los tiempos en que Vicente Fox Quezada, logro el triunfo electoral para ser el primer Presidente de la Republica de oposición al PRI, lo cual provoco que todo mexicano pretendiera tomarse una gráfica al lado de el para charolear con ella.

A más de dos sexenios presidenciales de haber sido electo por los ciudadanos que estaban hartos de los candidatos del ex – invencible PRI, le dicen de todo, lo culpan de todo, entre los que se encuentra Lucila Hernández.